Lo inicios de la musica
  8-acid house
 
     ACID HOUSE  Y  TB-303
 
A fines de los años setenta y comienzos de los ochenta, los sintetizadores analógicos dieron paso a los digitales y a los sampleadores. Los primeros sampleadores eran excesivamente costosos. Empresas como Fairlight y New England Digital vendían instrumentos que costaban más de 100.000 dólares. A mediados de los ochenta, esto cambió con el desarrollo de sampleadores económicos.
Desde fines de los años setenta, grupos como Gary Numan, Heaven 17, Eurythmics, Severed Heads, The Human League, Yazoo, The Art of Noise, Orchestral Manoeuvres in the Dark, Depeche Mode y New Order desarrollaron maneras completamente nuevas de hacer música popular con medios electrónicos. En la música New Wave, el grupo Fad Gadget se cita como el padre del uso de lo electrónico, pero si no hubiera existido el sample, no estaríamos hablando del acid house.  
                                                            
1986, La culpa la tuvo un aparato llamado TB-303
 
era un procesador de bajos de la marca Roland que se había lanzado al mercado en 1983 para acompañar a la caja de ritmos TR-606 y había sido ser un rotundo fracaso, ya que su sonido distaba mucho del de un bajo real, que era lo que al fin y al cabo se pretendía. Dj Pierre y Spanky, investigando y tocando botones se topan con un extraño sonido burbujeante, como si se hubiese derramado acido, así pues el nombre del estilo ya estaba claro. Graban una cinta con varios temas en esa onda hipnótica, que se la pasan a Ron Hardy que por entonces era Dj residente del Music Box y pronto recibe el nombre del tema Acid Trax, que será el titulo del primer maxi de Phuture, proyecto formado por Dj Pierre, Spanky y Herb Jackson, con el que queda inaugurada oficialmente la era acid en la house music.
Pronto se les unirían otros partidarios de la buena nueva acida, como Bam Bam, Liddell Townsell, Tyree, o Armando.

Pero el acid house no alcanza su máxima dimensión hasta que llega a Europa, que con temas que salieron del TB-303 supieron sacar a un sonido la calidad y la elegancia como Tyree y su Acid Over, la música hipnótica, mas el valor añadido de drogas como el éxtasis y otras mas de diseño acompaño a que el acid se acoplara como música y drogas de la mano, el publico con gran presencia hooligans, adopta el famoso Smile como mascota del acid house y un grito de guerra Acieeed!! En medio de el éxtasis colectivo, inducido por las espirales de sonido hipnótico que se expande desde la cabina del Dj.
Temas como el de Dj Fast Eddie y su Acid Thunder fueron bailados por miles de personas en las raves ilegales de Gran Bretaña, así como LNR y su temazo Work It To The Bone que tanto se bailó alrededor del mundo.
Uno de los grandes fue Armando Gallop, todo un mito del acid house, que apenas la gente conoce y que tristemente fallecido en 1996.
La aportación que Armando hizo a la música electrónica, y en concreto a ese sonido tan genuino etiquetado como acid-house, es comparable a la aportación que Jimi Hendrix hizo al rock’n'roll. Ha pasado ya más de una década desde que este genial productor nos abandonó.
Don’t Take It’ no es algo nuevo, el track en sí tiene casi 20 años, y nunca fue editado oficialmente, por lo que se convirtió en pasto de piratería y mercado negro desde finales de los 80. Su sonido es el sonido de los clásicos, de lo atemporal, de los momentos brillantes y genuinos que se dan en la mente de los productores de vez en cuando. Tanto lo podríamos escuchar en un set de los 80 como en el nuevo disco de Prosumer. Por el minutaje de track planea esa atmósfera a medio camino entre sexual y ácida, uno de los pocos estímulos clásicos que aún sigue emocionando. En cualquier caso, lo que aquí nos encontramos son dos ediciones que Thomos, propietario del sello Let’s Pet Puppies donde se publica este ‘Don’t take it ’, y Johnny Fiasco han producido sobre el sonido original de Armando.
Resumiendo, una joya que llega a nuestras manos casi 20 años después de su creación, si bien el original pasará a la historia como uno de esos grandes clásicos perdidos, estas dos ediciones de track original pasarán también a la historia por recordarnos el sonido old-school en su forma más genuina, por recordarnos los momentos ácidos que marcaron a toda una generación, y por supuesto, por recordarnos a Armando, uno de los grandes artistas olvidados en la historia de la música electrónica. Si bien podríamos hablar de un clásico, estamos ante una reliquia, una joya que merece ser escuchada, conservada y sobre todo, nunca se debe de dejar escuchar.
Es realmente trágico que grandes figuras del acid house como Lidell Towell, Mike Dunn, con su proyecto MIDIII, especialistas en el raro subgénero del acid house vocal, Mr. Lee, Jack Frost, Maurice Joshua, Nébula K, Alexi Shelby, o sobre todo, el genial Bam Bam, de verdadero nombre, Chris Westbrook, ni siquiera figuren en las enciclopedias más completas editadas sobre la dance music. De esta forma, como es fácil de imaginar, existe muy poco sobre sus biografías, datos o aventuras por el paseo del acid house.
Otro factor que promovió la explosión del acid house en Chicago, fue que estos productores se toparon con la disponibilidad inmediata de la única planta de prensado de vinilos de Chicago. Larry Sherman, propietario de la planta de prensado Musical Products, estaba fascinado con la música que pinchaba Ron Hardy en The Music Box pero no quería sacarla en su sello de blues y jazz, así que puso en marcha un sello específico para el house: Trax Records. Lo que hizo a Trax diferente de los demás sellos es que Sherman dejó el control artístico al colectivo de DJ y productores. Como cuenta el productor Marshall Jefferson: “Larry no tenía ni idea. Recuerdo que no quería sacar ‘Can U Feel It’ de Mr. Fingers [uno de los himnos del acid house]. Pensaba que era aburrido. Le dije: ‘tío tienes que sacar esto’ y me respondió ‘No lo entiendo, no tiene letra’”. Todos los grandes clásicos del acid house de esta época salieron en Trax Records.
Un sonido que infectó a todos los creadores de la época, el gran Joe Smooth, autor del inmortal Promised Land, llegó a hacer una versión del Purple Haze de Jimi Hendrix que era pura litergia house, e incluso artistas de tecno pop, querían contar en su curriculum con una remezcla acid, como la de new Order Confusión.
Dado que para un fan era difícil hacerse con muchos de los maxis que se editaban, sobre todo en los primeros tiempos, ningún artista editaba álbumes completos y la mejor forma de acceder a ellos era adquirir una serie de recopilatorios como Acid Trax, Acido Amigo o Acieeed Inferno.
La muerte de Armando el 17 de diciembre de 1996, a causa de una leucemia, supuso un duro golpe para la comunidad house, justo en el momento que el acid, experimentaba una aceptación en el publico. Armando había creado algunos temas esenciales del género y había dado cauce a otros tracks y productores emblemáticos como, Circus Bells de Robert Armani, o Altered States de Ron Trent, publicados a través de sus propios sellos discográficos, Muzique y Warehouse.
Fue en Inglaterra donde el subgénero creció hasta salir a la superficie, primero, y convertirse en un problema de orden público, después. Lo que sucedió en el Reino Unido con la llegada del acid house a los clubes londinenses (vía Ibiza) es difícil de explicar. En lo estrictamente musical, parece que hay acuerdo generalizado en que fue el house de Chicago y, más concretamente, el acid house, el estilo que impulsó la explosión de la música de baile en Inglaterra a partir de 1988. La magnitud que alcanzó el fenómeno produjo una explosión de subgéneros que eran variedades más o menos modificadas de la versión original de Chicago.
Los desacuerdos surgen al analizar la cuestión desde el punto de vista político y cultural. Para algunos, la aparición de la cultura rave inglesa supone un paso más en el proyecto thatcheriano de aniquilación de la clase obrera organizada. Según esta interpretación los ravers habrían caído en la autodestrucción lumpen o en un hedonismo individualista postmoderno. Para otros, por el contrario, el auge de la cultura de baile clandestina constituye la última gran manifestación de rebeldía social de esta misma época y la sitúan a la altura política de las huelgas mineras, las protestas pacifistas contra la base de la OTAN en Greenham Common o los disturbios contra el Poll Tax.
 Mientras algunos clubes intentaban recrear la atmósfera ibicenca, nacía otra forma de difusión de la música: las warehouse parties o raves en las que se ocupaba un edificio (normalmente fábricas y almacenes abandonados) para hacer fiestas de una noche. La idea inicial de estas raves era pasar por alto las estrictas leyes inglesas de venta de alcohol, sin embargo, el escaso coste relativo de estas fiestas y el hecho de que fueran públicas y, en la gran mayoría de los casos, gratuitas o sin ánimo de lucro, hizo que se generalizaran muy rápidamente hasta desembocar en el “verano del amor” de 1988. A finales de este mismo verano los medios ingleses comienzan a hablar negativamente del tema por su asociación con el consumo de drogas. En un caso típico de contra publicidad, se produjo una escalada de las fiestas ilegales y en 1989 el gobierno endurece las medidas contra las raves promulgando una ley (que se conocería como “ley del acid house”), con la que se intentaba obligar a celebrar las fiestas en clubes legales.
El acid house también como el house, tomó otros caminos para desarrollarse y dar pie al Acid New Beat y al mismo tiempo en muchos otros subgéneros como el trance, cyberdelia, progresive house, e incluso dio pie a la invención de nuevos híbridos de laboratorio como el skacid o el afro-acid, evidentemente la gestación de estos fue el house.
Sorprendentemente la base del acid fue un grito sacado y sampleado de una canción de Jimi Hendrix, este se convirtió en grito de guerra hasta la saciedad, incluido en la mayoría de temas.
En cualquier caso, lo más importante es que la huella del acid house como los dinosaurios, ha seguido presente a lo largo de los años noventa e incluso ahora, a través de la reivindicación del TB-303 como Félix Da Housecat, Robert Armani y los acid junkies del holandés Stefan Robbers, Ege Bam Yasi, Josh Wink, The Chemical Brothers, Norman Cook, Plastikman, Daft Punk, entre otros muchos. Está claro que Smile no deja nunca de sonreír.
 
   
 
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